domingo, mayo 15, 2005

El vuelo del Fénix (John Moore) 2004

Es una vergüenza que este tipo de bazofias cinematográficas puedan llegar a los cines españoles. Es una vergüenza que una película cueste lo mismo ir a verla al cine o alquilarla en un videoclub, sea buena o sea mala, haya costado mucho hacerla o haya costado poco. Menos mal que a mí personalmente no me ha costado nada ver “El vuelo del Fénix” (no diré públicamente la manera), pero no deja de ser una vergüenza que haya sido anunciada por televisión y que su cartel haya estado colgado más de dos días en marquesinas de autobuses y estaciones de trenes españolas. Al que haga cola para ver una película como esta, más que hacerle pagar entrada se le tendría que hacer pagar multa. Pero bueno, centrémonos en el film.

“El vuelo del Fénix” es la típica película de naufragio aéreo en la que una vez ocurrido el accidente y haber superado exitosamente el aterrizaje forzoso (no sin que antes haya muerto algún miembro de la tripulación), los personajes quedan aislados en un medio natural prácticamente virgen, en el que no funcionan radios ni hay vida humana en muchísimos kilómetros a la redonda. En este caso toda la plantilla de rudos trabajadores norteamericanos (of course) de una explotación petrolífera, naufraga en el desierto del Gobi, en Mongolia. Si en vez de una plantilla de trabajadores de una planta petrolífera y en medio de un desierto de Asia, lo cambiamos por la plantilla de un equipo de rugby en medio de los Andes, obtendremos que en vez de “El vuelo del Fénix” la película se llama “¡Viven!”... Sólo que en el segundo caso el guión está basado en hechos reales y en el primero debe de estar basado en una redacción escrita en el colegio el día de Sant Jordi por algún alumno de segundo curso de educación primaria, adornada con algunos topicazos estadounidenses... El desenlace final no lo voy a contar pero bueno, desde que comienza la película cualquiera se lo puede imaginar. También hay que decir que es un “re-make” de la película homónima dirigida por Robert Aldrich y protagonizada por James Steward en 1965. No he tenido el placer de poder ver la palícula original pero me apostaría mi miembro viril a que es menos ridícula y sonrojante que la nueva versión de 2004. Como casi siempre...

Por lo que respecta a la interpretación de los actores protagonistas, decir que a Miranda Otto se le da mejor montar a caballo por las praderas de Rohan y luchar en los Campos de Pelenor contra el Rey Brujo de Agmar, que interpretar a la propietaria de una planta petrolífera. En cuanto a Dennis Quaid tampoco se le pueden pedir peras al olmo, ya que con esa cara de palo pocas cosas diferentes a esto podrá hacer en el cine.

Lo dicho, una vergüenza de película que no hace más que dar motivos a todos aquellos ignorantes cinematográficos que critican el cine americano en contraposición con el europeo. “El vuelo del Fénix” no es cine americano, es cine basura (como los hay en todos los sitios del planeta). Para mí cine americano es “Ben-Hur”, “La Guerra de las Galaxias”, “Lo que el viento se llevó”, “Casablanca”, etc. Esta mierda no puede ser tratada con el mismo término que todas estas obras de arte que acabo de nombrar.

Rubén (El Artista Multimedia del Bajo Aragón)

La intérprete (Sydney Pollack) 2004

Silvia Broome (Nicole Kidman) es una particular intérprete trabajando en la sede neoyorkina de la ONU. Su pasión por la música folklórica de un país africano (en la vida real imaginario), Mubata, la inmiscuirá involuntariamente en un peligro inminente. El lugar, el momento, la persona y el susurro inadecuado son muy peligrosos para la salud de quien lo vive, ve o escucha. Silvia oye y ve algo que no debe y se ve obligada a denunciarlo, con lo cual entrará de lleno en una trama de conspiraciones. Entra en juego Tobin Keller, un agente federal, (Sean Penn) que sin obligación de hacerlo, acabará protegiéndola. Familia, mentiras, tensión, asesinatos e intereses políticos en un guión enrevesado en el pasado de la protagonista y mezclado con la triste “pasión” del terrorismo, confabulaciones y conspiraciones. Todo este aderezo da como resultado un entretenido e intrigante film que como mínimo no deja flemático al espectador, porque eso sí, el espectador se mantiene tenso y en suspense hasta prácticamente el final. Aquellos que vayan atando cabos, lograrán obtener anticipadamente el final.

Nicole Kidman, metida en el ya suyo, rol de mujer fría y de caparazón macizo, si no borda al menos cose muy bien la escenificación personal del miedo escénico y de la ansiedad personificada en todo aquel que estuviera en su lugar. Por supuesto sin perder un gramo de elegancia y clase, para el deleite del espectador. Sean Penn, un hombre hundido, aunque igual de consistente, acaba de recibir un duro golpe, aunque mejor dos. El último de ellos topar con una mujer sencillamente atractiva, misteriosa, inteligente y peligrosa, casi nada. Como no pudiera ser de otra forma hay roce, y donde hay roce hay como mínimo amor y amistad.

Si algo ha sabido llevar bien el laureado director de suspense Sydney Pollack (La Tapadera, Eyes Wide Shut, El Talento de Mr Ripley, Cold Mountain…) es trasladar bien a la pantalla la emoción de la tensión contenida, la angustia y la intriga, sin por ello caer en los típicos banalismos ni predecibles escenas, aunque apoyado en algunas escenas intimistas de la protagonista. Es también de agradecer que uno de los mayores directores de intriga y suspense haya sabido mezclar un romance que se podría calificar de lógico y creíble en las situaciones en que se desarrollan el film.

Bien, un film de intriga y con un argumento sustancioso que no deja decepcionado al salir de la sala, sin que esto suponga que sea un film excelente. Sencillo pero bien llevado; un proyecto basado en su mayoría en un guión firme y sin fisuras, (exceptuando las lógicas invenciones geográficas) con unos personajes bien representados. Disfrutadla, la película claro.

Como detalle, destacar que en la película observamos las primeras escenas grabadas del centro de operaciones de la ONU.

Hugo Nuño